Traductor

jueves, 24 de octubre de 2013

POEMAS INFANTILES

                            POEMAS INFANTILES
EL SAPO VERDE

Ese sapo verde
se esconde y se pierde;
así no lo besa
ninguna princesa.

Porque con un beso
él se hará princeso
o príncipe guapo;
¡y quiere ser sapo!

No quiere reinado,
ni trono dorado,
ni enorme castillo,
ni manto amarillo.

Tampoco lacayos
ni tres mil vasallos.
Quiere ver la luna
desde la laguna.

Una madrugada
lo encantó alguna hada;
y así se ha quedado:
sapo y encantado.

Disfruta de todo:
se mete en el lodo
saltándose, solo,
todo el protocolo.

Y le importa un pito
si no está bonito
cazar un insecto;
¡que nadie es perfecto!

¿Su regio dosel?
No se acuerda de él.
¿Su sábana roja?
Prefiere una hoja.

¿Su yelmo y su escudo?
Le gusta ir desnudo.
¿La princesa Eliana?
Él ama a una rana.

A una rana verde
que salta y se pierde
y mira la luna
desde la laguna.

Autor del poema: Carmen Gil



                                                                MARIPOSA

Mariposa del aire, 
qué hermosa eres, 
mariposa del aire 
dorada y verde. 

mariposa del aire, 
¡quédate ahí, ahí, ahí!... 

No te quieres parar, 
pararte no quieres. 

Mariposa del aire 
dorada y verde. 

Luz de candil, 
mariposa del aire, 

¡quédate ahí, ahí, ahí!... 
¡Quédate ahí! 

Mariposa, ¿estás ahí? 


                                                                         Autor del poema: Federico García Lorca



COMO SE DIBUJA A UN NIÑO

Para dibujar un niño
hay que hacerlo con cariño.
Pintarle mucho flequillo,
—que esté comiendo un barquillo—;
muchas pecas en la cara
que se note que es un pillo;
—pillo rima con flequillo
y quiere decir travieso—.
Continuemos el dibujo:
redonda cara de queso.

Como es un niño de moda,
bebe jarabe con soda.
Lleva pantalón vaquero
con un hermoso agujero;
camiseta americana
y una gorrita de pana.
Las botas de futbolista
—porque chutando es artista—.
Se ríe continuamente,
porque es muy inteligente.
Debajo del brazo un cuento
por eso está tan contento.

Para dibujar un niño
hay que hacerlo con cariño.


                                                                                   Autor del poema: Gloria Fuertes

LA PATA METE LA PATA

La pata desplumada,
cua, cua, cua,
como es patosa,
cua, cua, cua,
ha metido la pata,
cua, cua, cua,
en una poza.

-¡Grua!, ¡grua!, ¡grua!
En la poza había un Cerdito
vivito y guarreando,
con el barro de la poza,
el cerdito jugando.

El cerdito le dijo:
-Saca la pata,
pata hermosa.
Y la pata patera
le dio una rosa.

Por la granja pasean
comiendo higos.
¡El cerdito y la pata
se han hecho amigos!


                                                                       Autor del poema: Gloria Fuerte

LA VACA ESTUDIOSA

Había una vez una vaca
en la Quebrada de Humahuaca. 
Como era muy vieja, 
muy vieja, estaba sorda de una oreja. 
Y a pesar de que ya era abuela
un día quiso ir a la escuela. 
Se puso unos zapatos rojos,
guantes de tul y un par de anteojos. 
La vio la maestra asustada
y dijo: - Estas equivocada. 
Y la vaca le respondió:
¿Por qué no puedo estudiar yo? 
La vaca, vestida de blanco,
se acomodó en el primer banco. 
Los chicos tirábamos tiza
y nos moríamos de risa. 
La gente se fue muy curiosa
a ver a la vaca estudiosa. 
La gente llegaba en camiones,
en bicicletas y en aviones. 
Y como el bochinche aumentaba
en la escuela nadie estudiaba. 
La vaca, de pie en un rincón,
rumiaba sola la lección. 
Un día toditos los chicos
se convirtieron en borricos. 
Y en ese lugar de Humahuacala 
única sabia fue la vaca.

                                                                           Autor del poema: María Elena Walsh

EL LAGARTO ESTÁ LLORANDO

El lagarto está llorando.
La lagarta está llorando.
El lagarto y la lagarta
con delantalitos blancos.

Han perdido sin querer 
su anillo de desposados. 
¡Ay! su anillito de plomo, 
¡ay! su anillito plomado

Un cielo grande y sin gente
monta en su globo a los pájaros. 
El sol, capitán redondo, 
lleva un chaleco de raso.

¡Miradlos qué viejos son! 
¡Qué viejos son los lagartos! 
¡Ay, cómo lloran y lloran! 
¡Ay, ay, cómo están llorando!


                                                                Autor del poema: Federico García Lorca

PEGASOS, LINDOS PEGASOS

Pegasos, lindos pegasos,
caballitos de madera...

Yo conocí siendo niño,
la alegría de dar vueltas
sobre un corcel colorado,
en una noche de fiesta.

En el aire polvoriento
chispeaban las candelas,
y la noche azul ardía
toda sembrada de estrellas.

¡Alegrías infantiles
que cuestan una moneda
de cobre, lindos pegasos,
caballitos de madera!.


                                                                    Autor del poema: Antonino Machado

MANUELITA LA TORTUGA

Manuelita vivía en Pehuajó
pero un día se marcó.
Nadie supo bien por qué
a París ella se fue
un poquito caminando
y otro poquitito a pie.
Manuelita, Manuelita,
Manuelita dónde vas
con tu traje de malaquita
y tu paso tan audaz. 
Manuelita una vez se enamoró 
de un tortugo que pasó.
Dijo: ¿Qué podré yo hacer?
Vieja no me va a querer,
en Europa y con paciencia
me podrán embellecer. 
En la tintorería de París
la pintaron con barniz.
La plancharon en francés
del derecho y del revés.
Le pusieron peluquita
y botines en los pies. 
Tantos años tardó en cruzar el mar
que allí se volvió a arrugar
y por eso regresó
vieja como se marchó
a buscar a su tortugo
que la espera en Pehuajó


                                               Autor del poema: María Elena Walsh

EN UNA CAJITA DE FÓSFOROS

En una cajita de fósforos
se pueden guardar muchas cosas.

Un rayo de sol, por ejemplo
(pero hay que encerrarlo muy rápido,
si no, se lo come la sombra)
Un poco de copo de nieve,
quizá una moneda de luna,
botones del traje del viento,
y mucho, muchísimo más.

Les voy a contar un secreto.
En una cajita de fósforos
yo tengo guardada un lagrima,
y nadie, por suerte la ve.
Es claro que ya no me sirve
Es cierto que esta muy gastada.

Lo se, pero que voy a hacer
tirarla me da mucha lastima.

Tal vez las personas mayores
no entiendan jamas de tesoros
Basura, dirán, cachivaches
no se porqué juntan todo esto.
No importa, que ustedes y yo
igual seguiremos guardando
palitos, pelusas, botones,
tachuelas, virutas de lápiz,
carozos, tapitas, papeles,
piolín, carreteles, trapitos,
hilachas, cascotes y bichos.

En una cajita de fósforos
se pueden guardar muchas cosas.
Las cosas no tienen mamá.


                                                           Autor del poema: María Elena Walsh


SE MATO UN TOMATE

Ay! ¡Qué disparate! 
¡Se mató un tomate! 
¿Quieren que les cuente? 

Se arrojó en la fuente 
sobre la ensalada 
recién preparada. 

Su vestido rojo, 
todo descosido, 
cayó haciendo arrugas 
al mar de lechugas. 

Su amigo el zapallo 
corrió como un rayo 
pidiendo de urgencia 
por una asistencia 

Vino el doctor Ajo 
y remedios trajo. 
Llamó a la carrera 
a Sal, la enfermera. 

Después de secarlo 
quisieron salvarlo, 
pero no hubo caso: 
¡estaba en pedazos! 

Preparó el entierro 
la agencia “Los Puerros”. 
y fue mucha gente... 
¿quieren que les cuente? 

Llegó muy doliente 
Papa, el presidente 
del club de Verduras, 
para dar lectura 
de un “verso al tomate” 
(otro disparate) 
mientras, de perfil 
el gran perejil 
hablaba bajito 
con un rabanito. 

También el laurel 
(de luna de miel 
con doña nabiza) 
regresó de prisa 
en su nuevo yate 
por ver al tomate. 

Acaba la historia: 
ocho zanahorias 
y un alcaucil viejo 
forman el cortejo 
con diez berenjenas 
de verdes melenas 
sobre una carroza 
bordada de rosas. 

Choclos musiqueros 
con negros sombreros 
tocaban violines, 
quenas y flautines, 
y dos ajíes sordos 
y espárragos gordos 
con negras camisas 
cantaron la misa. 

El diario “ESPINACA” 
la noticia saca. 
HOY, QUÉ DISPARATE! 
¡SE MATÓ UN TOMATE! 

Al leer, la cebolla 
llora en su olla. 
Una remolacha 
se puso borracha. 
—¡Me importa un comino! 
—dijo don Pepino... 
y no habló la acelga 
(estaba de huelga). 

                                                                Poema de Elsa Bornemann 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario